sábado, 1 de diciembre de 2012

NO OIGO, NO VEO, NO HABLO...MECANISMO DE NEGACION

"Muchos son los llamados, pocos los elegidos"...Mateo 22:14



¿Qué pasa cuando te vuelves indiferente a todo lo que sucede a tu alrededor?, tiene muchas connotaciones, mentalmente los psicológos lo diagnostican de diversas formas o a través de distintos transtornos psicológicos como la "evasión de la realidad", fases del duelo o mecanismos de defensa del organismo, mientras no seamos capaces de conscientizarnos y racionalizar inteligentemente que la mente no es por mucho el poder más grande que poseemos los seres humanos, este mecanismo es lo único que por corto tiempo preservará la integridad física que tarde o temprano sucumbirá.

El significado que representa la frase de los tres monos japoneses es la siguiente:

Tradicionalmente se ha entendido como «No ver el Mal, no escuchar el Mal y no decir el Mal»; el dicho tuvo su origen en la traducción del código moral chino del "santai", la filosofía que promulgaba el uso de los tres sentidos en la observación cercana del mundo observable. Posteriormente este código moral se vinculó con los tres monos; dicha asociación se atribuye a Denkyō Daishi, fundador de la rama japonesa de la Escuela Budista. Esta asociación proviene de la homonimia que se da entre zaru (un caso negativo en japonés), que aparece tres veces en el código moral, y la palabra japonesa para mono, saru, que se convierte en zaru cuando se combina con ciertas palabras. 
El significado del tema de los tres monos es complejo y diverso; así como para la élite intelectual se encontraban relacionados con el mencionado código filosófico y moral santai, entre el pueblo el sentido era «rendirse» al sistema, un código de conducta que recomendaba la prudencia de no ver ni oír la injusticia, ni expresar la propia insatisfacción, sentido que perdura en la actualidad. Otra interpretación señala que en origen los monos eran espías enviados por los dioses para enterarse de las malas acciones de los hombres; la representación de los monos ciego, sordo y mudo debió surgir como medio de defensa mágico contra dicho espionaje

Dicen los que saben que la "negación" es el mecanismo de defensa por excelencia de la mente humana, más que útil es vital ya que sin él muchos morirían ante una noticia fatal o evento extraordinario, repentino, incomprensible o muy desilusionante y por tanto imposible de entender para la mente racional, con impactos letales en los órganos viscerales del ser humano, lo que permite incluso contradictoriamente actuar para preservar la integridad física.

Si en efecto la negación es la primera etapa del duelo cualquiera sea la pérdida o duelo al que nos enfrentamos, la subsecuente es la que nos enfrenta precisamente a nuestro lado más irracional o animal, si es que se puede asociar con los animales, pues la IRA, dicen animal, desde mi muy personal punto de vista no tiene ya NADA QUE VER con los animales y no se diga con ciertas especies como los caninos que ya han logrado aventajar y por lustros al ser humano en la escala de transmutación de emociones negativas, tornándose cada vez más virtuosos en valores esenciales casi a un nivel angelical, contrario al humano que cada vez retrocede más en la cadena alimenticia e incluso a los niveles astrales más bajos de irracionalidad y barbarie...pero volviendo a la "ira", qué pasa entre la negación y la ira que el ser humano no logra un equilibrio sano para transcender, transformar o transmutar y usar los valores más esenciales para llegar a las siguientes fases: la negociación ó "regateo" (si yo hubiera o no hubiera), sin pasar incluso por la depresión y de esa forma liberarse hacia la "aceptación".

Las 5 etapas del duelo descritas por la Dra. E. Ross 

1) Negación y aislamiento: la negación nos permite amortiguar el dolor ante una noticia inesperada e impresionante o gran decepción o desilución; para permitir recobrarse. Es una defensa provisoria y pronto será sustituida por una aceptación parcial: "no podemos mirar al sol todo el tiempo". Dicho sea de paso la negación puede vestirse de indiferencia, diversión, ironía, insensibilidad, etc.




2) Ira: la negación es sustituida por la rabia, la envidia y el resentimiento; surgen todos los por qué. Es una fase difícil de afrontar para el dolido y todos los que los rodean; esto se debe a que la ira se desplaza en todas direcciones, aún injustamente. Suelen quejarse por todo; todo les viene mal y es criticable. Luego pueden responder con dolor y lágrimas, culpa o vergüenza hasta la agresión. No debe tomarse esta ira como algo personal para no reaccionar en consecuencia con más ira, lo que fomentará la conducta hostil del doliente. 




3) Pacto o negociación (Regateo):ante la dificultad de afrontar la difícil realidad, más el enojo con la gente y con Dios, surge la fase de intentar llegar a un acuerdo para intentar superar la traumática vivencia incluso a un nivel degradante, humillante e irónicamente servil.








4) Depresión: cuando no se puede seguir negando la persona se debilita, adelgaza, aparecen otros síntomas y se verá invadida por una profunda tristeza (desesperanza incluso). Es un estado, en general, temporario y preparatorio para la aceptación de la realidad en el que es contraproducente intentar animar al doliente y sugerirle mirar las cosas por el lado positivo: esto es, a menudo, una expresión de las propias necesidades, que son ajenas al doliente. Esto significaría que no debería pensar en su duelo y sería absurdo decirle que no esté triste. Si se le permite expresar su dolor, le será más fácil la aceptación final y estará agradecido de que se lo acepte sin decirle constantemente que no esté triste. Es una etapa en la que se necesita mucha comunicación verbal, se tiene mucho para compartir. Tal vez se transmite más acariciando la mano o simplemente permaneciendo en silencio a su lado. Son momentos en los que la excesiva intervención de los que lo rodean para animarlo, le dificultarán su proceso de duelo. 


5) Aceptación (Liberación): quien ha pasado por las etapas anteriores en las que pudo expresar sus sentimientos -su envidia por los que no sufren este dolor, la ira y la depresión- contemplará el próximo devenir con más tranquilidad. No hay que confundirse y creer que la aceptación es una etapa feliz: en un principio está casi desprovista de sentimientos. Comienza a sentirse una cierta paz, se puede estar bien solo o acompañado, no se tiene tanta necesidad de hablar del propio dolor... la vida se va imponiendo. Esperanza: es la que sostiene y da fortaleza al pensar que se puede estar mejor y se puede promover el deseo de que todo este dolor tenga algún sentido; permite poder sentir que la vida aún espera algo importante y trascendente de cada uno. Buscar y encontrar una misión que cumplir es un gran estímulo que alimenta la esperanza.

Sin embargo es común que para llegar a la liberación-trasmutación, o transformación de valores o sentimientos negativos que la mente racional no entiende por que no es su función "liberar", se debe vivir el duelo desde el ESPIRITU no desde la mente racional, es el espíritu que con su fe activa  transforma la soberbia bestialmente corrupta de la ira en mansa humildad depresiva que permite lamentar; de la inteligencia irreverente y jactanciosa de la negación por sabiduría de lo que no puede cambiar y la lujuriosamente engañosa y  traidora negociación por la dulce, noble y liberadora rendición de la debilidad ante la aceptación que las pérdidas son lo más humano.

La carrera edificadora de los valores no es de velocidad, de agresión, de ira, de enojo, de abuso de poder contra los más vulnerables y no es para débiles, para soberbios, para tontos, es de "resistencia", es de espíritus fuertes, sabios, humildes, prudentes, valientes, que escuchan, que abren los ojos por más doloroso o desilusionante que sea el diagnóstico, panorama o realidad y que se mantienen en constante entrenamiento esperando no sólo el momento sino la forma oportuna de actuar, sino cómo "operarían los doctores sino lavan primero la herida para diagnosticar dónde está el problema y sobre todo dónde y cómo operar" y que de su boca fluye sabiduría enmarcada en vida, hechos y testimonios.

La guerra no es contra la carne ni siquiera contra las mentes maquiavélicas, la guerra es a niveles más sofisticados, es espiritual contra nuestra propia  bestialidad para poder luchar contra la bestialidad de los demás... 

"Por lo demás,  hermanos míos,  fortalézcanse en el Espíritu (valores del espíritu),  y en el poder de su fuerza (espiritual). Vístanse de toda la armadura del espíritu, para que puedan estar fuertes contra las asechanzas del malo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne (física),  sino contra principados,  contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo,  contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (espíritus apocalípticos de nuestra era: hambre, corrupción, malos gobernantes, ambición, lujuria, traición, engaño). Por tanto, tomad toda la  armadura (espiritual),  para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes (transmutar-trascender-liberarse del juego mundano)". Efesios 6


México, DF a 1o. de diciembre de 2012, año de profundos cambios...

1 comentario:

  1. muy buen articulo, muy ilustrativo,, muchas gracias,, ademas, las ilistraciiones les dan un toque muy original y fresco.

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Gracias por tus comentarios,