Creo en la inmensa maldad de la que
ha sido dotado el ser humano sólo dominada por una inmensa bondad con la que en total equilibrio hemos sido igualmente habilitados y por supuesto creo en que debo estar alerta
ante esa maldad que todos los seres humanos poseen disfrazada, velada o cínica
de la misma manera que de la mía misma. Soy agnóstica, creo precisamente en ese
infinito, benevolente y grandioso ser superior que existe dentro de cada ser humano que
ha logrado llegar a ese grado de iluminación, de grandeza, de dominio de su yo
malévolo o demonio interno a través de una gran templanza y equilibrio pero sobre todo
desprendimiento y generosidad, esa de la que todas las religiones hablan pero que
ninguna logra enseñar a dominar por completo y por el contrario ha utilizado
para lucrar.
Creo en ese malévolo miedo con el que
la gente ha sido contagiada en todos los ámbitos, que le ha llevado no sólo a
enfermar su cuerpo físico sino su alma y la de sus seres alrededor, que lo ha
llevado a arrebatar, a empujar, a dañar, a traumar y matar sueños y seres
vivos, a envidiar lo que está a su lado, miedo del que no es capaz de curar
precisamente por lo que las religiones no le han inculcado en su infinita miseria, ante seres supuestamente más iluminados e inalcanzables; TODAS, ninguna se
salva de inculcar miedo, de una forma velada, ya que muchas corrientes o
filosofías sólo se dedican a andar por el mundo en faldas, trapos y sandalias
difundiendo "no peleen, hagan la paz, dense la mano" sin ofrecer
soluciones prácticas y eso a la humanidad inmersa en la modernidad, que
nada tiene que ver con sus realidades, simplemente no le permitiría sobrevivir
sino es en una cueva o monte como ermitaño.
No creo en envidiar lo que trae en la
mano la o el de al lado, en querer arrebatarle su vestimenta o copiar su estilo, en
criticar a los vecinos pretendiendo arrebatarle su trabajo, su vida, con la premisa de
que "lo haría mejor" o la soberbia de que "si lo merezco",
envidiar su auto, o su casa, sus hijos, su marido, sus padres, sus hermanos,
pensando que lo haría mejor que lo que he logrado en la vida, cuando ni siquiera
sabemos lo que realmente vive en el día a día, los que envidian asumen que se
vive en un Castillo de cuento de hadas y una vida de perfección simplemente por
que eso ven "superficialmente".
Creo en la ACTITUD positiva y congruente
cuerpo-mente-espíritu, creo en que quien como yo disfruta lo que hace y a la
gente que las circunstancias le han puesto en el camino, llámese padres, jefes,
trabajo, bienes materiales, pareja, le encuentran siempre el lado positivo y le
es suficiente para satisfacer su vida, por eso lo disfrutan y lo irradian, por
eso se lo quieren arrebatar, pero ni idea tienen esas personas que el mundo lo
hacemos interiormente nosotros, si yo soy feliz y gozo y hago el bien e irradio
esa luz natural no es por que Dios me bendijo con un gran padre, una gran
madre, un gran trabajo, un gran marido y la casa perfecta por mis acciones o
por que ya lo pagué en vidas pasadas, es por que yo le di esa luz, esa actitud a
mi entorno.
En eso creo, en lo que yo he generado
interiormente y que sale por que tanta luz no cabe dentro, desde niña, a pesar
de mis adversidades, de no ser deseada, de vivir en soledad, de la pesadilla de
estudiar siendo disléxica y titularme con mención honorífica, de conseguir un trabajo con el triple de esfuerzo y ganarme el respeto a pulso, de hacer de una relación tormentosa un matrimonio sólido y ejemplar no vino de los
otros, vino de mi inmensa y maravillosa y a la vez fuerte luz que emana de mi espíritu.
Creo precisamente en la justicia de
que lo que yo construí, sembré y trabajé no lo están disfrutando otros, ya que mis acciones, mis logros, mis palabras, mis pasos, mi trabajo, mis relaciones, mi familia, mis sueños, mi casa, mis bienes
materiales están llenos sólo de mi luz, de mi infinita bondad que ha
vencido a mi lado más oscuro de procurar venganza, y que precisamente es eso lo
que envidian, que desean seguir arrebatándome pero que estoy mucho más allá del
bien y del mal como decía el buen y gran Nietzsche...y que lo que pensaron que era
miel se les ha convertido en hiel sino creen en lo que yo creo.
Creo en la restitución del bien
cuando fuiste agredido por un gran mal, creo que cuando amas y te aman en tu
infinito lado iluminado el universo se alinea y se alía no sólo para restituirte
sino para mejorarte de mil maneras toda la oscuridad que has logrado transmutar por luz, y creo
que sólo cuando entiendes que todo obra para aprender, más que para bien, es
entonces cuando empiezas a hacer lo correcto para seguir recibiendo luz o transformando oscuridad en luz y para que
lo que no comulga con tu felicidad sea quitado o arrebatado de tu lado, para mi
eso se llama “bendición”.
Creo en la moralidad de la
inteligencia, clase y cultura de distinguir la diferencia entre el bien y el
mal que a pesar de lo tentador que resulte la facilidad de la recompensa del
mal, sólo los seres grandiosos sabemos que la recompensa de la moralidad es
mucho mayor pero sobre todo duradera y mucho más placentera.
Mucho más allá de cualquier religión
y religioso que pretenda juzgar por no creer en las religiones, eres
verdaderamente inmune a todos ellos sólo cuando te crees lo infinitamente
potente que significa la luz dentro de tu grandioso y maravilloso espíritu que
logró traerte con vida y te ha permitido sobrevivir a toda adversidad no sólo
personal , con la convicción de que eres lo mejor que pudo pasarle al mundo y a
los seres que te han conocido, que les has dejado aprendizaje más de lo que tu
mismo pudiste tomar de cualquiera de las personas que se han cruzado por
tu camino, ya que no sólo no puedes ni quieres desearles mal a aquellos
que si te lo han infringido, sino que sigues por la vida derrochando luz, aunque no por ello tu lado más humano deja de
gozar cuando te enteras de que la están pasando muy mal, con lo que compruebo
precisamente en lo que creo, en el boumerang de lo que lanzas al universo…regresa siempre a tí.
Creo en el arrepentimiento verdadero
de quien pide perdón sólo hasta que repara y repone por mucho lo que dañó,
aunque existan irreparables en la vida, sin embargo no creo en continuar
creyéndole y mucho menos conviviendo con aquel cuyo lado oscuro le ganó la
batalla en una ocasión y no se arrepintió restituyendo lo que dañó, y que deban ser aislados de aquellos que hemos
mantenido una gran batalla para que no gane ese demonio interior, por eso creo
en la Biblia como la gran enciclopedia o compendio de moralidad, pero nunca de
religiosidad...
Creo igualmente que esta filosofía se
resume en decretos tan sencillos pero igualmente responsables y conscientes de
que mi bienestar jamás estará por encima del mal a otros, no
creo en que deba arrebatar nada en este mundo, ni empujar por que me
arrebataron lo mío, por que no tuve padre, madre, suerte, o lo perdí en alguna etapa de mi
vida, no existe ningún pretexto mucho menos justificación para robar ni dañar nada,
material, espiritual ni personal, la salud, el bienestar, la economía, los
bienes y la vida a otro ser vivo, en eso se resume lo que un dogma, religión, disciplina o decreto debiera enseñar a todo ser humano para serlo.